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Un factor fundamental para que un emprendimiento pase a ser un negocio, radica en que existan estrategias dentro del plan de funcionamiento del mismo. Hoy en día, se escuchan varias definiciones de la palabra estrategia; algunas más complejas que otras, pero ¿qué es en realidad una estrategia? En este post, vamos a explicar cómo elaborar un mapa estratégico vinculando los activos intangibles con la creación de procesos; con el objetivo de que te conviertas en un profesional de la estrategia en tu negocio.

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Imaginemos (aunque es una realidad común y latente) que un emprendedor decide iniciar su negocio. El primer mes, gracias a amigos y conocidos, genera buenos resultados. Los siguientes periodos (como es habitual) empiezan a disminuir las ventas, sin embargo, el arriendo, los sueldos y los compromisos con proveedores, empiezan a generar déficits. El emprendedor intenta solventar la brecha con dinero propio y endeudándose con terceros. Al final, la falta de liquidez es insostenible y la empresa tiene que cerrar sus puertas, incluso cuando su propuesta era viable en el largo plazo. ¿Por qué pasa esto? Básicamente, porque no se hacen cálculos e ignoran los indicadores financieros que garantizan la operatividad del proyecto.

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Pensamiento creativo no es creatividad, va más allá y apunta a la habilidad para superar recetas preestablecidas. ¿Cuál es la diferencia?

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En la 4ta revolución industrial, los datos son el nuevo petróleo. ¿Por qué? Básicamente cuando las organizaciones descubren, exploran y tratan información pueden adoptar decisiones estratégicas, resguardar su integridad ante las amenazas del entorno, encontrar ventajas competitivas y proponer modelos disruptivos. Big data no se trata únicamente software, tampoco de manejar Excel y bases de datos; al contrario, conlleva un trabajo de exploración, análisis y predicción con base en patrones, tendencias, comportamientos, reacciones, comentarios e interacciones que subyacen la tecnología.

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Años atrás, las empresas se caracterizaban por la producción en serie y la estandarización; todo era igual, medible, racional… eran tiempos en que los consumidores se ajustaban a la oferta del mercado. Hoy en día, la lógica es totalmente distinta: las organizaciones escuchan, se adaptan y responden a las necesidades de las personas. Este cambio de enfoque conlleva, por un lado, reconocer que no todo es estructurado y secuencial. La emotividad, innovación y creatividad también son parte del ser humano. Por el otro, revela la necesidad de configurar metodologías capaces de articular la lógica y la disrupción al momento de crear nuevos productos.

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