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Los alimentos funcionales no son una nueva tendencia. De hecho, en Japón, en los años 80 del siglo pasado ya se posicionó como una excelente alternativa en productos saludables. Sin embargo, en Ecuador este es un mercado poco explotado y con mucho potencial. De ello nos habla José Miguel Álvarez, experto en el tema. 

¿Qué son los alimentos funcionales y cuáles son sus beneficios?

Los alimentos funcionales son aquellos que además de aportar con los nutrientes necesarios para el ser humano (para su metabolismo y desarrollo), contribuyen con un grupo de compuestos que no son nutricionales, pero que tienen un valor añadido. Esto quiere decir que generan efectos biológicos beneficiosos para la salud del consumidor en la prevención de enfermedades relacionadas con el envejecimiento, como: Alzheimer, cáncer, padecimientos cardiovasculares; o aquellas relacionadas al estilo de vida de los consumidores que vienen, por ejemplo, de la ingesta de productos ultraprocesados.

Entonces, ¿el consumo de estos alimentos es una moda o es una nueva forma de concebir la industria de alimentos?

El concepto de alimentos funcionales nace alrededor de 1980 en Japón. Al inicio se usaba como una alternativa para reducir los problemas de salud relacionados con la nutrición y el estilo de vida. Al inicio se pensó que iba a ser una moda, pero hoy se usa tanto en la industria, especialmente en Europa, donde este tema está muy bien arraigado. Entonces ya es un concepto muy posicionado y que, cada vez, se hace mayor investigación e innovación al respecto, para potenciar mucho más este tipo de alimentos.

¿Qué oportunidad puede encontrar la industria alimentaria en este tipo de productos? ¿Existe mercado?

Por supuesto. De hecho, los alimentos funcionales no son tan ajenos a nosotros, por ejemplo, el yogur lo es, ya que además de proteínas, grasas y azúcar, contribuye también con péptidos bioactivos o si lo enriqueces con extracto de mora o frutilla, se añaden otros componentes y así se lo considera un alimento funcional. Entonces, en relación a la oportunidad para la industria alimentaria, puedo afirmar que en este momento existe un futuro muy amplio para estos productos, porque las personas se preocupan más por su estado de salud y buscan alimentos que sean lo más naturales posibles, con menos conservantes y mayores aportes. Por eso, la industria debe identificar alimentos potenciales y enriquecerlos. Incluso se puede aportar a ciertas comidas que se consideran “rápidas”, y transformarlas, por ejemplo, los jugos que se conservan en frío, algunas frituras con base en fruta… Adicionalmente, en el caso de Ecuador, al ser un país megadiverso existen mayores oportunidades ya que hay frutos, como el mortiño, que son la fuente de compuestos naturales; por tanto existe materia prima. 

En la práctica, ¿cómo se puede aprovechar esta oportunidad de mercado?

Lo primero es tener personal capacitado con las herramientas necesarias para innovar y obtener las formulaciones con ingredientes naturales propios del país y que también sea una producción ecoamigable. Además se debe conocer cómo transmitir estos beneficios a los consumidores, cómo llegar a ellos, porque muchas veces se realiza la producción, se coloca en la percha del supermercado y no se le explica nada al consumidor. En Ecuador es desconocido este tema, por eso, el hecho de que la propia industria tenga profesionales capacitados, que conozcan estos conceptos y que sepan diferenciarlos, será la  principal herramienta para dar a conocer y diversificar el consumo de estos alimentos.

 

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