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En un ambiente social hay normas para relacionarse. Ya sea que asistamos a una fiesta, como personas comunes o que seamos una marca interactuando con nuestros clientes en un evento de responsabilidad social. Sin embargo, ¿qué sucede en ambientes digitales? 

“En un ambiente digital pasa lo mismo que en un ambiente social estándar, por eso nuestra organización debe aprender a generar relaciones”, advierte Marco López es PhD en Ciencias de la Comunicación y Docente de la Maestría en Dirección de Comunicación Empresarial e Institucional.

 Esto significa que, como marca, no basta tener presencia en Internet, sino que el tema es mucho más complejo, hay que generar interacciones relevantes para consolidar la relación con nuestros públicos. 

“El 83% de los diálogos en Ecuador se genera a través de canales digitales, que no son solo redes sociales”, especifica Marco.

Otro aspecto que destaca Marco es que las organizaciones deben tomar en cuenta que no solo se trata de generar contenido, sino de promover la relación con las personas. “Se suele pensar que un pasante puede gestionar las redes sociales, sin embargo, en caso de que suceda una crisis, una persona con poca experiencia puede reaccionar pensando que es a ella a quien están atacando”, ejemplifica.

 

Por eso, hace un llamado a pensar en la gestión de comunidades digitales desde la planificación y el entendimiento de qué es lo que requiere cada audiencia, cuáles son sus intereses, sus necesidades… así, el contenido que se genere se basará en lo que es importante para cada público, es decir aquello con lo que se identifiquen y lo que les motive. Esto representa generar diálogo y no solo engagement.

 

Una estrategia eficiente es la de buscar conectores, aconseja Marco, es decir entender cómo se comunican las personas y a partir de ello elaborar contenido. “Una buena anécdota permite construir mayor participación”, dice el experto y añade que, por ejemplo, la risa o los memes generan conexión emocional entre las personas y las marcas.

 

Sin embargo, los mensajes deben ser construidos de forma adecuada, siguiendo algunas de las siguientes recomendaciones:

 

Reducir: mientras más corto sea un mensaje, mejor.

Eliminar: elementos y adjetivos que no aportan. 

Planificar: una buena práctica es contar con una línea continuada de contenidos basados en una agenda, de al menos un año.

Hablar en el mismo tono: los mensajes ultra formales ya no tienen cabida en un mundo que es cada vez más coloquial.

 

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