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La salud mental es un factor decisor si se busca generar productividad en los colaboradores. Este concepto se entiende como: “un estado de bienestar del individuo con el cual podemos afrontar las dificultades de la vida”, menciona Paula Hidalgo, Decana de la Escuela de Psicología de la UDLA y expositora de un webinar organizado por la Maestría en Gerencia de Instituciones de Salud.

 

En el caso, de quienes laboran en salud, este nivel de bienestar se refleja en una mejor o peor atención al paciente. “Existen respuestas psicosociales en estos trabajadores que son: miedo a enfermar, morir o contagiar a sus seres queridos o colegas; y miedo a ser estigmatizados o excluidos en la institución o en los espacios que habitan”.

 

Según Paula, la consecuencia para quienes están en primera línea son tres aspectos que impactan en la calidad de vida profesional: burnout (agotamiento físico o emocional), la fatiga por compasión (agotamiento emocional, físico, social, espiritual que sucede al cuidar al otro); y la satisfacción por compasión o el gozo de cuidar a los demás.

 

Entonces, ¿cuál es la solución?

 

El autocuidado. “Es la capacidad para asumir, de manera voluntaria, que el bienestar también está en nuestra manos. Comienza con el conocimiento de qué puedo hacer y continúa con la práctica. Se debe incorporar a la rutina diaria, prácticas de autocuidado para promover el bienestar”, detalla Paula.

 

Sin embargo, aclara que no es un tema únicamente personal, las organizaciones deben actuar para el cuidado del trabajador de salud. ¿Cómo hacerlo? Estos son algunos consejos:

  1. Brindar información precisa y actualizada a través de los mejores canales de comunicación, con el fin de que todos estén al tanto de cómo funcionan los procesos.
  2. Fomentar el apoyo entre colegas, generando espacios de socialización.
  3. Invertir en entrenamientos y capacitaciones respecto a una comunicación asertiva con colegas, superiores, con pacientes y sus familias.
  4. Establecer canales claros de comunicación, internos y externos; contar con líneas de reporte directas; desarrollar reuniones de equipo estructuradas y breves.
  5. Recordar lo valioso de su labor. No son héroes, sino seres humanos y como gerentes, es importante recordárselos.
  6. Entrenar a los líderes y coordinadores en cuanto a liderazgo.
  7. Desarrollar programas de mentoría para que, quienes tengan más experiencia, acompañen a los más nuevos.
  8.  Facilitar el acceso a los servicios de salud mental y de apoyo psicológico.
  9. Hacer grupos de apoyo confidenciales y seguros; abiertos y voluntarios donde cada persona pueda ventilar sus emociones, pero que no sea solo un espacio de queja, sino también de soluciones.
  10. Promover otras actividades de interés, como investigaciones.
  11. Brindar capacitación básica en primeros auxilios psicológicos.

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