“No es lo mismo jugar a la pelota, que jugar al fútbol”. Con esta premisa, Fernando Del Vecchio, experto en economía naranja y docente de posgrado en la Universidad de Las Américas, explica la diferencia que existe entre la capacidad técnica y las habilidades empresariales que precisa un emprendedor para iniciar un determinado negocio. Normalmente, se piensa que las ideas bastan por sí solas: nada más alejado de la realidad. Muchos proyectos fracasan no por la falta de ingenio, sino por la adopción de decisiones apartadas de la dinámica corporativa.

 

Lo mismo sucede en el deporte. No siempre destaca quien es hábil y demuestra cierta disposición técnica: triunfa quien aprovecha su habilidad para trabajar en equipo y ganar los partidos. Por ello, conversamos con Fernando, quien recién realizó una ponencia de economía naranja en Medellín por invitación de la Presidencia de Colombia, sobre los retos que plantea un entorno donde el talento no siempre es suficiente.

 

¿En qué consiste la economía naranja?

Es toda actividad económica que se fundamenta en la creatividad y el talento de las personas. Sin embargo, esto no quiere decir que todo se limita a ello. Al respecto, Julio Velasco, entrenador argentino, separa entre habilidades técnicas y de juego.

 

¿En qué se consisten las habilidades técnicas?

Las habilidades técnicas hacen referencia a aquellas cualidades creativas que poseen la personas: capacidad, ingenio, talento. Un diseñador, por ejemplo, puede ser muy bueno en lo que hace, sobresalir en una agencia y tener amplia experiencia de trabajo. Sin embargo, ¿qué pasa cuando esta persona decide emprender? Los resultados no necesariamente son los esperados. ¿Por qué? Las reglas de juego en los negocios son distintas.

 

¿En qué se sentido?

El emprendimiento, además de la técnica, precisa otro tipo de destrezas: negociación, liderazgo, decisión, delegación. Acciones como escuchar el cliente, analizar sus gustos y preferencias, involucrarse en el funcionamiento y las ventas, van más allá de la creatividad. La empresa sugiere habilidades de juego, no solo capacidad técnica.

 

El hecho de no entrar en la dinámica de juego, explica el por qué fracasan los emprendimientos.

Un estudio de diseño no cierra porque se le acabaron las ideas: desaparece por sus malas decisiones de negocio, mismas que se relacionan con las habilidades de juego. Erróneamente, se piensa que, por ser creativo, todo va a salir bien. El talento sirve, sí, pero no alcanza. Y es en este punto, por donde deben empezar los emprendedores de la economía naranja.

 

¿Qué importancia tiene la economía naranja?

Según algunos estudios de hace algunos años, en la ciudad de Buenos Aires, la economía naranja contribuía con cerca del 10% del PBI y de la generación de empleo. Y en muchas partes del mundo, los números se acercan bastante a esos resultados. No se trata de una etiqueta que aglomera a chicos creativos sin conocimiento de negocio. Al contrario, representa un conjunto de actores que aportan al desarrollo y crecimiento del país. El problema tiene causas diversas: por un lado, falta de iniciativas para impulsar y apoyar este tipo de proyectos: por otro, falta de interés de muchos actores de la economía naranja por incorporar habilidades de juego: habilidades empresariales.

 

¿Cómo trabajar esta visión desde las empresas?

Una empresa que desea construir una verdadera propuesta de valor, requiere un trabajo en imagen e identidad de marca; es decir, demanda un trabajo creativo que diferencie a un producto de otro, que brinde notoriedad, posicionamiento y prestigio. Las empresas ecuatorianas, muchas veces, responden a modelos tradicionales de gestión donde ese tipo de talento no es del todo bien valorado. Eso tiene que cambiar y son los emprendedores quienes, desde el discurso, deben convencer sobre la importancia de su labor para que sus clientes puedan obtener mejores resultados empresariales.

 

¿Qué consecuencias supone no trabajar en este ámbito?

Si el petróleo, en algún momento, deja de ser la principal fuente de ingresos de divisas del país (y podría suceder, aunque no sepamos a ciencia cierta cuándo pueda ocurrir): ¿qué industria o qué productos lo reemplazarán? ¿Más productos básicos, como el banano, las rosas y el camarón? La industria creativa es candidata. Hoy en día, el talento es el recurso básico de toda empresa. Por ello, el peso recae en aquellos emprendedores que crean valor y buscan exportar servicios.

 

Sobre Fernando Del Vecchio:

Catedrático, Doctor en Dirección de Empresas de la Universidad del CEMA (Argentina), experto en dirección, innovación y gestión de empresas de la economía naranja y consultor de creativos y líderes de negocio. Fernando es director de la Maestría en Comercio, mención Estrategia y Negocios Globales de la Escuela de Negocios de la UDLA.

 

En contexto:

Fernando Del Vecchio fue invitado por la Casa de Nariño al Encuentro Empresarial «Medellín Ciudad Creativa» en marzo de este año. En este espacio, compartió criterios con el presidente de la República de Colombia, Iván Duque.

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