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Desde enero de 2018, el dinero electrónico será administrado por la banca privada, así lo decretó el Presidente, Lenín Moreno. Al respecto, mucho se ha hablado, sobre todo, desde que el Banco Central del Ecuador decidió hacerse cargo de este nuevo mecanismo de pago. Por ello, resulta pertinente explicar acerca de la naturaleza y funcionamiento de este medio para efectuar transacciones.

Con el pasar de los años – y el consecuente desarrollo tecnológico –   los medios de pago del país han ido mutando en función del crecimiento de las actividades económicas. Así, el cheque desplazó al billete y la tarjeta débito y las transferencias por internet, reemplazaron en gran parte al cheque. De ahí que el dinero electrónico mantendría esa misma lógica de facilitar la realización de transacciones ya que lo relevante en sí no es el medio sino la cuenta en la que están los recursos antes de ser transferidos.

Y si bien no existe una definición exacta sobre qué es dinero electrónico, podría decirse que es todo movimiento de dinero realizado a través de plataformas digitales; en Ecuador, particularmente, hace referencia a los pagos que se realizan a través de las plataformas de telefonía móvil.

Hasta la modalidad de funcionamiento, todo está claro, ya que el problema no viene de ahí sino de la credibilidad de quien lo administra. Desde 1971, las divisas están respaldadas en la confianza que le dan las personas. En consecuencia, de acuerdo a Vicente Albornoz, decano de la Facultad de Economía de la Universidad de Las Américas, la principal garantía que puede tener cualquier mecanismo para transferir dinero es precisamente la confianza: “nadie va a dejar su platita donde sienta que no está segura”.

De la misma idea es el economista Gonzalo Maldonado quien señala que el principal problema está alrededor de quien maneja los medios de pago. “Si el banco que administra el dinero electrónico no goza de la confianza del público, dicho sistema estará condenado al fracaso”.  Como muestra de ello, está el poco flujo que hubo en la plataforma durante sus casi 3 años de funcionamiento a cargo del Central.

Según analistas económicos, el anuncio del Presidente daría el impulso necesario para aumente la confianza en los usuarios. “Con el dinero electrónico en manos por los bancos privados, los rumores y sospechas acerca de una posible emisión inorgánica han sido disipadas”, señala Maldonado. Es así que se espera que, con el transcurso del tiempo, aumente exponencialmente el uso de este medio de pago.