Asociar actividades cotidianas a la dirección estratégica de proyectos me ha permitido mejorar el entendimiento de la aplicación práctica de herramientas y sus técnicas. Ahora quiero traer, en este post, mi experiencia de hacer pan y ver cómo algunos de los conceptos se validan en dicha acción.

Hacer pan no es un hecho fantástico ni exclusivo de personas con gran talento, sin embargo, para mí era un tema nuevo: no tenía experiencia previa y desconocía cómo alcanzar el resultado esperado.

 

Sin pensarlo dos veces, procedí a utilizar mis conocimientos de proyectos en la ejecución de esta necesidad (saciar el hambre). Comencé con acudir al juicio de expertos (Google) y empaparme de las técnicas más apropiadas. Me encontré con tantas variedades como panes hay en el mundo, y opté porque mi proyecto sea una experiencia satisfactoria, mas no el descubrimiento de una nueva receta.

 

Tomé la receta más sencilla, asigné los recursos (harina, agua, sal) en las proporciones indicadas e identifiqué tres hitos fundamentales: la masa, el leudo y el pan. No vamos a entrar en detalles (tuve que desarmar la cocina y quedé cubierto harina) pero sí quiero destacar la importancia de respetar los tiempos y cómo a consecuencia de emplear herramientas de Fast Tracking, tuve un resultado que afectó la calidad del proceso.

 

La receta señalaba un tiempo de espera de entre 60 y 90 minutos para que la masa leude. Dejar apenas 15 minutos, hizo que el pan salga más rápido, pero la calidad resultó afectada drásticamente.

 

La moraleja es clara: en proyectos, como en la vida, existen actividades que deben cumplirse de manera estructurada, con los tiempos y las características originalmente solicitadas. No hacerlo, al final y luego de tanto esfuerzo, implica comer un pan duro y amargo.

 

Profesor Santiago Cartagena D.

Maestría en Administración de Empresas Mención Dirección Estratégica de Proyectos

Escuela de Negocios

Universidad de Las Américas

santiago.cartagena@udla.edu.ec

 

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