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Alrededor del mundo, existe un creciente consenso en las directivas de las empresas de que la igualdad de género es una prioridad ética, así como de negocios.

Si bien ha existido un progreso, está lejos de ser óptimo. Según un estudio de Ipsos, en Ecuador, el 89% de empresas tiene a hombres en cargos de Presidente de Directorio y 1 de cada 10 Gerencias Generales, es ocupada por una mujer. El panorama es similar en la región.

Estudios del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) señalan que el 63% de las empresas latinoamericanas no cuenta con mujeres en sus directorios y el 73% no tiene ni una sola mujer en la alta gerencia. Además, como en otras partes del mundo, la brecha salarial entre hombres y mujeres persiste, oscilando entre el 10% y el 40% de diferencia en el pago por trabajos similares en nuestra región.

Este contexto, caracterizado por la falta de equilibrio en términos de progreso laboral y oportunidades, da cuenta de una estructura cultural que limita el desarrollo femenino. Y es en ese sentido, que resulta indispensable incentivar comportamientos y políticas empresariales que promuevan la igualdad de género en todos los niveles de la organización.

La complementariedad laboral requiere analizar el ámbito laboral y las posibilidades de crecimiento que tienen las mujeres como actores fundamentales en la toma de decisiones. De acuerdo a Roque Sevilla, presidente del Grupo Futuro, “es necesario sentar bases para lograr espacios igualitarios e incluyentes”.

En los últimos, el mercado ecuatoriano está registrando una mayor presencia de mujeres jóvenes en cargos directivos. Deloitte reveló que más mujeres entre los 30 y 35 años han accedido a estos puestos importantes en las organizaciones. Si bien estos logros sin importantes, constituyen el primer paso para alcanzar una igualdad plena.

Es por ello que tanto organizaciones públicas como privadas y de la academia – entre ellas la Universidad de las Américas -, están creando el marco que favorezca la incorporación de un mayor número de mujeres en posiciones directivas y en los directorios de las empresas. De esta manera, se busca que los distintos sectores se comprometa a velar por la igualdad de género y promover la inclusión y creación de oportunidades para hombres y mujeres.