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El desarrollo de proyectos creativos de manera estructurada, muchas veces, es visto como una limitante. Sin embargo, generar innovación implica metodología y disciplina.

La innovación es un proceso de principio a fin, que se rige por parámetros definidos y organizados. Según Steve Blank, profesor adjunto de la Universidad de Stanford, la falta de planificación, dentro de un proyecto de innovación corporativa, reduce la posibilidad de conseguir los objetivos delimitados. “En un esquema carente de orden, resulta impensable analizar problemas, demostrar hipótesis y escalar propuestas. La regulación permite superar los inconvenientes que acarrean decisiones tomadas sobre presentaciones llamativas”.

Los procesos de innovación deben ser óptimos y eficientes – de hecho, el control está para medir y mejorar los tiempos de producción -. Recolección de datos del consumidor, priorización de temas y tecnologías, además de la realización de pruebas, son etapas a cumplirse antes de la fase de ingeniería y desarrollo. De esa manera, se evitan contratiempos con prototipos inviables.

Según una publicación de Harvard Business Review, son 6 los pasos a seguir en un proceso de innovación: búsqueda de innovación, filtración, priorización, contrastación de hipótesis, incubación e integración. El principal objetivo de esta metodología consiste en levantar la mayor cantidad de datos posibles. La información es poder, más aún cuando la creación de productos mínimos y la factibilidad de un proyecto, dependen en gran medida de los resultados que arroja la experimentación.

La capacidad de la competencia, el menor ciclo de vida de los productos y la irrupción de nuevos actores que estudian las falencias de las grandes corporaciones – para atender a nichos desatendidos – constituyen factores que hacen de la innovación una verdadera necesidad; de hecho, no hacerlo derivaría probablemente en el fracaso de una empresa. Al respecto, el World Economic Forum señala que actualmente las organizaciones se enfocan más en ser eficientes; que no es lo mismo que una política de innovación.

A criterio de Verónica León, directora de la Maestría en Comercio con mención en Emprendimiento e Innovación de la UDLA, la innovación en Ecuador es fuerte a pesar de la falta de un esquema teórico que la sustente. Los casos de éxito son varios. De hecho, varias de las grandes compañías ya cuentan con un departamento para este efecto. Sin embargo, aún queda mucho por hacer. “La consolidación de estructuras permitirá contemplar otro tipo de perspectivas y alternativas de negocio que todavía no están siendo aprovechadas”.

Varias compañías del país han entendido esta realidad, y más allá de sus limitaciones internas, se han decidido a innovar. Para esto, han recurrido a estrategias que permiten encontrar soluciones a problemas que repercuten en su percepción y posicionamiento. Según, la Alianza Ecuatoriana para el Emprendimiento y la Innovación (AEI), la asociación con emprendedores junto a la consolidación de cultura que fomente la generación de ideas, aumenta la capacidad de resiliencia ante los cambios tecnológicos y organizacionales.

Corporación Favorita, por ejemplo, organizó una competencia que consistía en la creación de juguetes didácticos para niños, ancianos y personas con capacidades diferentes. 231 fueron los interesados; 94 construyeron un prototipo y menos de 10 propuestas viables recibieron incentivos económicos; lo que permitió escalar dichas ideas. De esta manera, no solo mejoró la oferta inclusiva de la empresa, sino que aumentó la producción nacional en términos de calidad, tiempo y costos.

“La innovación puede traer réditos, tanto a empresas como emprendedores, si es que dichas ideas son usadas como un mecanismo que resuelva dilemas productivos y competitivos”, apunta Belén Sánchez, asesora en políticas de crecimiento económico y empresarial. La consolidación de un ecosistema que favorezca la innovación surge de una estructura planificada; de la sinergia entre distintos actores para articular ideas y encaminarlas hacia productos y servicios que los clientes realmente quieran.

La innovación tiene una connotación bastante amplia: suponer que una buena idea, pero sin fundamento lo implica, es parte del problema. Este concepto significa transformar, mejorar. No se trata únicamente de probar. Algunos son los tipos y varias son las tendencias; razón por la que revisar cuáles son sus características y funciones, y aplicarlos a las necesidades de las empresas, resulta importante. Según, Rory McDonald, profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard, el hecho de comprender claramente lo que es un proceso de innovación, aumenta los niveles competitividad y éxito en un mundo empresarial cada vez más dinámico y globalizado.