Muchas veces, la teoría es vista como un campo confuso, problemático e inaplicable; mientras que la práctica, sobre todo en los últimos años, se ha constituido como la base que asegura el éxito profesional. Este supuesto no atañe exclusivamente a las carreras de carácter técnico, sino que se ha extendido en las áreas de carácter humanístico y social, entre ellas la comunicación. Distinción que, a criterio Leonardo Zaldumbide, docente e investigador de la UDLA, ha limitado la capacidad de lectura e interpretación de la realidad.

 

Doctor en Historia y coordinador académico de la Red Ecuatoriana de Cultura Funeraria, Leonardo es de aquellos académicos que motivan a los estudiantes a ampliar perspectivas, problematizar, cuestionar, rechazar lo establecido y formular otro tipo de respuestas. Catedrático en la Maestría en Comunicación con mención en Dirección de Redes Sociales, su propuesta está centrada en entender a la tecnología, no como una herramienta solamente, sino a manera de un conjunto de relaciones que explican el funcionamiento del entorno.  

 

Cuando iniciamos la entrevista, uno de los enunciados que más llamó la atención fue cuando refirió a la “tecnología como un proceso de avance y olvido”. ¿Qué quiso decir con esto? Una definición extraña que se aclaró conforme señaló cómo la interrelación y acumulación de técnicas admite la resolución de ciertas demandas sociales. En otras palabras, las creaciones son consecuencia del sentido que el ser humano otorga al espacio que lo rodea.

 

Un ejemplo: bastante se ha debatido sobre qué hubiese pasado si los Incas ideaban la rueda, sin considerar que su lectura de la realidad, correspondía a otro método de transporte: los chasquis. Debate que se hubiera zanjado fácilmente si se consideraba la lógica de pensamiento de dicha cultura en lugar de los beneficios del invento.

 

En esa línea, es claro que la tecnología responde a procesos históricos de producción marcados por distintos modos de interpretar el mundo. Según el catedrático, años atrás, los inventos se relacionaban con la necesidad de suplir ciertas actividades físicas: basta con pensar la cantidad de trabajo y tiempo que una persona ahorra con el uso del microondas o con las redes de transporte aéreo, por ejemplo. En la actualidad, el razonamiento se extiende a otros campos: lo digital, la virtualidad, la trans humanidad. Es un escenario que  configura y reconfigura continuamente nuevos  esquemas mentales que se asientan en las nuevas posibilidades tecnológicas.

 

Considerando estas ideas, se logra entrever la forma en que el espacio web permite la relación con otros discursos, amplía el entendimiento y, por consiguiente, compone nuevas formas de apropiarse del mundo. Esto explica por qué ritos otrora sagrados y reservados como un funeral, ahora son transmitidos por Facebook Live. La tecnología tiene la fuerza para transformar y generar tradiciones culturales. Y no solo ello: incide, igualmente, en la manera que las personas se vinculan con la comunidad (Tinder, Snapchat, sex chats, entre otras plataformas).

 

Leonardo ha liderado diversos proyectos relacionados a las disputas dentro del espacio urbano, la planificación de la ciudad, grupos sociales excluidos, comunidades urbanas, sociología, antropología de la ciudad y cultura funeraria. De ahí que el diálogo haya abordado diversos tópicos que van desde la caracterización a la tecnología hasta la complejidad que conlleva su desarrollo en varios campos del conocimiento. Precisamente, uno de los temas de mayor interés durante la conversación, consistió en los desafíos de investigación que el espacio digital plantea.

 

“La tecnología no tiene que ser vista desde una lectura nostálgica (el pensamiento de que todo tiempo pasado fue mejor): comprende procesos y estructuras que deben analizadas e investigadas para entender el movimiento del mundo y las sociedades”. Y el reto de los comunicadores está, justamente, en vislumbrar las motivaciones que impulsan el consumo de plataformas. Habitualmente, los estudios apuntan al funcionamiento y estrategias propias de la tecnología, ignorando la dinámica que opera en las comunidades digitales: apropiación, resistencia o transformación de los contenidos, por ejemplo.

 

Por ello, uno de los principales errores que se presentan al abordar el fenómeno digital consiste en la presunción de que las redes sociales son un reflejo de la sociedad. No lo son: representan burbujas donde las personas ven lo que desean ver. Al respecto, Leonardo recomienda a los comunicadores considerar algunas características al momento de analizar las distintas aplicaciones, entre ellas velocidad, verosimilitud y una posición crítica.

 

Existen varias problemáticas a ser resueltas por la investigación académica, mismas que requieren de metodologías que abarquen múltiples variables teóricas. ¿Cuál es la verdadera relación entre sociedad y tecnología? ¿Cómo pensar a una sociedad que decidió conectarse voluntariamente?

 

La entrevista con Leonardo, más que respuestas, delineó posibles marcos de investigación. Y, ante todo, dejó una enseñanza: los comunicadores tienen el reto de superar el carácter operativo y promover su visión estratégica a través de una comprensión profunda de lo que implica un mundo interconectado.