El financiamiento no se limita únicamente a préstamos bancarios, ni al mercado de valores. Hoy, aquellas pequeñas y medianas empresas (pymes) que requieren capital de inversión, también pueden acudir a los fondos de capital de riesgo, en la medida que las condiciones impuestas por el mercado no siempre corresponden a sus expectativas y necesidades. Esta modalidad implica la aportación de recursos financieros (generalmente de forma temporal) a empresas no cotizadas, que inician operaciones y poseen alto potencial.

 

¿Qué distingue al sistema alternativo? El capital de riesgo es aquel que financia generalmente, entre 3 y 10 años, para luego desinvertir y quizás aportar a nuevos negocios. Sin embargo, el rol del inversionista va más allá del prestamista ya que se convierte en un accionista mayoritario (no siempre) que influye y asesora en las decisiones estratégicas e importantes.

 

El objetivo del capital riesgo está en contribuir al nacimiento, desarrollo y expansión de una empresa para que aumente su valor en el tiempo. Podría pensarse que la contribución es solo a nivel financiero, sin embargo, el aporte es mucho mayor dado que los inversionistas se convierten en asesores que profesionalizan los equipos directivos, tecnifican procesos, generan credibilidad (por la reputación que tienen frente a terceros) y comparten la experiencia adquirida en otros proyectos y mercados.

 

Respecto al tipo de inversión, si ésta se realiza en etapas iniciales, es decir, al inicio del ciclo de vida de una empresa o en su desarrollo temprano, se trata de venture capital. Este tipo de financiamiento se da alrededor de emprendimientos relacionados con tecnología y alto potencial de innovación. Sí, son inversiones con amplios márgenes de incertidumbre (se asocian con negocios nuevos sin mayor historial de ventas) pero que pueden generar niveles superiores de rentabilidad. Cuando la inversión se hace en empresas ya consolidadas o en crecimiento, el término relacionado sería private equity, bajo una lógica similar.

 

Si bien el mercado alternativo de financiamiento está todavía en expansión, resulta importante destacar seis principios por las pymes recurren al capital riesgo:

 

  • Financiamiento no tradicional, no bancario: una empresa nueva o joven, no siempre cumple con las condiciones que el sistema bancario exige.
  • Crecimiento orgánico: el fondo de capital de riesgo logra un mayor crecimiento en la facturación, incluso superior al que provoca la compra de otras compañías.
  • Profesionalismo y orientación técnica: el inversionista asesora a la empresa, sobre todo en el ciclo de vida inicial. Esto conlleva complementariamente la atracción de talento humano.
  • Innovación: los nuevos recursos aumentan la capacidad de investigación y desarrollo (i+d), fomentando la creación de nuevos productos.
  • Reducción de la tasa de fracaso empresarial: los inversionistas, al formar parte de la empresa como accionistas, guían las decisiones e impulsan el crecimiento de la organización.
  • Continuidad de negocio: la liquidez generada para accionistas y empresarios, solventan problemas de sucesión que habitualmente afectan a las empresas familiares.

 

A partir de lo expuesto, queda claro que el capital riesgo a través del venture capital (en fases iniciales) o private equity (en negocios ya consolidados o en crecimiento), constituye una alternativa válida para los emprendedores que desean explorar nuevas modalidades de inversión y apuntan a la apertura de los inversionistas que ven grandes oportunidades en la innovación y las propuestas de valor que presentan las pymes.

 

Fuente: Tamara Erazo, directora de la Maestría en Finanzas, mención Mercado de Valores y Banca.

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