Desde que existe vida en la Tierra, se han producido cinco extinciones masivas. Las causas son múltiples, del impacto de un meteorito, pasando por las erupciones generalizadas, hasta la glaciación. Entre cada extinción tenemos rangos entre 439 millones y 65 millones de años. Hasta la actualidad, ningún ser vivo había podido testificar la extinción de una especie durante el transcurso de su vida. Tenemos la mala suerte de ver las últimas tortugas de Galápagos, los últimos cóndores, los últimos osos de anteojos y los últimos delfines rosados, por mencionar algunos animales de América Latina. Nuestros nietos posiblemente solo los vean en fotos. En pocos años, en una vida, vemos lo que antes era impensable.

Los pueblos que resisten y demandan, los jueces y juezas que hacen posible en la jurisprudencia para la Tierra y los doctrinarios cómo Adriana y Viviana, que investigan y escriben recogiendo otros saberes y otras voces, me dan tanta fuerza y esperanza que me convencen de que hay una conciencia colectiva y global que está despertando.

Ramiro Ávila Santamaría

Ojalá las décadas futuras nos deparen organizaciones políticas, jurídicas y económicas que superen la ambición desmedida, la concentración de la riqueza y el desprecio hacia la vida y hacia el “hecho de la diferencia”, para entrar en una nueva etapa de armonía. Tal vez esto último sea un rasgo de optimismo desmedido, pero el trabajo constante de quienes investigamos sobre estos temas -de lo cual este texto es una muestra- nos imponen también sostener la esperanza frente a la desilusión. Las páginas de este libro alientan a pensar que la racionalidad finalmente se impondrá y que podremos construir un nuevo paradigma de convivencia.

Silvina Ramírez