Sobre la pandemia del COVID-19, se ha comentado la variedad de impactos que ocasionó a nivel económico, sanitario y social. En las Islas Galápagos, este impacto no pasó desapercibido, sobre todo en los patrones de consumo de pescados y mariscos. Estudios realizados por investigadores de la Universidad de Las Américas, la Universidad de Waterloo, Universidad de Hamburgo, Flanders Marine Institute y la Fundación Charles Darwin, destacan la importancia del atún aleta amarilla para la seguridad alimentaria y la economía de Galápagos en épocas de crisis.

Un aspecto relevante que reveló el estudio publicado en la revista Scientific Reports, es que el atún aleta amarilla es una especie clave para la seguridad alimentaria de los habitantes de Galápagos. Sin embargo, existen desafíos como la pesca ilegal no declarada y reglamentada; la fragmentación del mercado; y la falta de diferenciación de calidad que obstaculizan el desarrollo de la pesquería de atún. Para abordar estos desafíos, los investigadores proponen la creación de un laboratorio de innovación de productos del mar.

Este laboratorio, brindaría capacitación especializada y asesoramiento técnico a los pescadores y emprendedores locales, mejorando sus capacidades para producir atún de alta calidad, así como para desarrollar productos de valor agregado y comercializarlos en mercados locales, nacionales e internacionales. El objetivo final es promover un mercado que apoye el consumo responsable de productos del mar de Galápagos y ayudar a los proveedores de estos productos a acceder a mercados que ofrezcan precios justos por productos de alta calidad, socialmente responsables y ambientalmente sostenibles.

Las Islas Galápagos son un archipiélago altamente dependiente de la importación de alimentos y del turismo. Por esta razón, esta área marina protegida de uso múltiple; es decir, donde la pesca exclusivamente artesanal es permitida con regulaciones, fue gravemente afectada por la implementación de un estricto confinamiento para contener la propagación del COVID-19. Aunque esta medida fue efectiva para contener el virus durante la primera fase de la pandemia, el sector turístico colapsó por la disminución drástica e inesperada del flujo de turistas nacionales y extranjeros, precipitando la peor crisis económica en la historia de las Islas Galápagos.

El estudio The impact of the COVID-19 pandemic on the Galapagos Islands’ seafood system from consumers’ perspectives”, basado en encuestas en línea realizadas durante el confinamiento, explora el impacto de las primeras etapas de la pandemia en los patrones de consumo y la seguridad alimentaria de los productos del mar desde la perspectiva de los consumidores que viven en Galápagos.

Resultados del estudio

Los resultados revelan la preexistencia de una inseguridad alimentaria relacionada con los productos del mar en todo el archipiélago, la cual se agravó en la isla Isabela durante la pandemia. Sin embargo, el sistema alimentario de productos del mar mostró una capacidad moderada de resiliencia ante el impacto socioeconómico causado por el confinamiento por COVID-19.

Los habitantes de Galápagos modificaron sus hábitos de consumo de pescados y mariscos durante el confinamiento, mientras que los pescadores adaptaron sus estrategias de captura y comercialización. Estas respuestas adaptativas fueron influenciadas por las características socioeconómicas únicas de cada isla habitada y la capacidad de los proveedores de productos del mar para cambiar de un mercado orientado al turismo y la exportación hacia uno centrado en los residentes y el mercado doméstico.

Esta transición ha creado oportunidades novedosas para fomentar una transformación del sistema de productos del mar en Galápagos, mejorando su resiliencia frente a futuras crisis causadas por nuevas pandemias, el cambio climático u otros factores de cambio naturales y antropogénicos.

“En esta investigación recomendamos adoptar un enfoque estratégico y colaborativo para mejorar la pesquería de atún en Galápagos y garantizar su sostenibilidad a largo plazo. Esperamos que estas recomendaciones ayuden a fortalecer la seguridad alimentaria, economía y resiliencia de la población local en tiempos de crisis, así como a promover la recuperación de pesquerías costeras sobreexplotadas, tales como la del mero (Mycteroperca olfax) y camotillo (Paralabrax albomaculatus), especies endémicas del Pacífico Este Tropical y Galápagos, respectivamente.” Señaló Mauricio Castrejón, investigador de la Universidad de Las Américas y autor principal de la publicación. “Ambas especies han sido declaradas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como especies en peligro de extinción en su Lista Roja de Especies Amenazadas” – agregó.

Leer artículo completo: https://doi.org/10.1038/s41598-024-52247-5

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