Las Islas Galápagos, consideradas como Patrimonio de la Humanidad, se caracterizan por su biodiversidad y concentración de especies endémicas; entre estas se encuentran los lobos marinos, catalogados como especies con alto valor ecológico y potencial turístico. El Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica, informó que en el año 2011 se detectó un incremento inusual en la tasa de mortalidad de lobos marinos, fomentando la necesidad de tomar acción inmediata, intensificar los monitoreos e implementar medidas preventivas.  

En 2018, la población de caninos domésticos en Las Galápagos incrementó en un 55% en comparación al último censo realizado en el año 2014. Con esta sobrepoblación que sigue en constante aumento, el riesgo de transmisión de enfermedades infecciosas como el Distemper Canine Virus (CDV) y la invasión de hábitats, pone en riesgo a las especies endémicas de las Islas, sin dejar de lado, que es una de las principales causas de muerte en los perros domésticos. A pesar de esta realidad, ha pasado más de una década sin realizar estudios sobre el CDV y no se poseen datos actualizados al respecto.   

Ante este panorama, nuestro investigador Miguel Ángel García Bereguiain, en colaboración con científicos de Ecuador, España y la Agencia de Regulación y Control para la Bioseguridad y Cuarentena de Galápagos (ABG), llevaron a cabo su estudio “A recent distemper virus outbreak in the growing canine populations of  Galapagos Islands: a persistent threat for the endangered Galapagos Sea Lion”, publicado en la revista Q1 de Scopus: “Frontiers in Veterinary Science”, que describe un brote de CDV en la población canina en las Galápagos que podría afectar a la población de animales domésticos y a la fauna silvestre, especialmente a los lobos marinos.  

Sobre el estudio y sus resultados 

Un total de 125 perros con síntomas de CDV fueron estudiados, dando como resultado 93 casos positivos, lo que equivale a una tasa de positividad del 74,4%. Los signos más comunes que se pudieron observar en todos los perros infectados fueron tos, letargo y anorexia; aquellos casos más severos de la infección presentaron signos neurológicos como espasmos musculares y temblores.  

Debido a que la mayoría de estos caninos fueron obligados a aislarse para retener el virus y no regresaron para el seguimiento de la infección, los registros formales indican la muerte de 20 de los 125 perros muestreados; 16 de estos casos recibieron la eutanasia por motivos de bienestar y compasión. Sin embargo, se estima que las muertes sean mayores a las calculadas.  

Una solución potencial 

El brote de CDV descrito en el estudio, indica que tanto las áreas rurales como urbanas se encuentran afectadas por este agente infeccioso. Una de las sugerencias para controlar esta enfermedad consiste en el refuerzo de las restricciones de movilidad animal desde el continente y entre islas; implementar campañas de esterilización y vacunación contra el CDV con la finalidad de erradicar eventualmente el virus en las Galápagos; y monitorear con mayor frecuencia a los lobos marinos para su adecuada conservación.   

Lee el artículo completo: https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fvets.2023.1154625/full 

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