Nota de El Expreso
La polarización de opiniones en torno a los apagones y la crisis energética en Ecuador ha suscitado un debate nacional que se intensifica en la búsqueda de responsabilidades entre autoridades actuales y pasadas. La inestabilidad en los horarios de los cortes eléctricos, que han llegado a prolongarse hasta 14 horas en algunas regiones, afecta a las actividades diarias de la población y el desempeño de negocios. En este contexto, diversas posturas públicas se han visto reflejadas en el ámbito digital y en redes sociales.
Para María Cristina Bayas, directora de la Maestría en Comunicación Política de la Universidad de Las Américas (UDLA), la participación en el debate público responde a la necesidad de los ciudadanos de expresar sus inquietudes ante decisiones recientes que afectan su vida diaria, desde la conservación de alimentos hasta la capacidad de trabajar. Bayas explica que, en este proceso, la polarización es común, ya que la población tiende a reafirmar opiniones previas o evitar aquellas contrarias.
La especialista advierte sobre el riesgo de desinformación en medio de esta crisis. “No les interesa si son falsos o verdaderos los mensajes. Así se genera desinformación, contribuyen a círculos de violencia y afectan a la salud mental de la gente”, comenta Bayas. Para la catedrática, la proliferación de mensajes radicales y sin matices en el debate público no es exclusiva de Ecuador; señala que situaciones similares ocurren en otros países como Estados Unidos, donde los contextos preelectorales tienden a exacerbar las opiniones absolutas.
Bayas añade que la falta de estabilidad en el país, que ha enfrentado múltiples crisis en los últimos años, abona a una polarización que incrementa la incertidumbre y promueve un ambiente de opiniones viscerales. Según Bayas, es en estos momentos de expresión de frustración donde los actores políticos encuentran una oportunidad para capitalizar el descontento social.
Para reducir la intensidad de este ambiente polarizado, la académica sugiere que la academia, oenegés y activistas contribuyan a la educación de los ciudadanos en competencias digitales, para fomentar la verificación de la información y desalentar la difusión de mensajes que promuevan la violencia.